Prisión para el coronel de la Guardia Civil acusado de traficar con armas

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El juez considera que hay pruebas «muy sólidas» de que sus negocios eran ilícitos.


El juez instructor de la causa abierta contra el coronel de la Guardia Civil Rodolfo Sanz Sánchez, de 55 años, que permanecía en comisión de servicios en la Comandancia de León, decretó su ingreso en prisión de forma incondicional y sin fianza, por entender que tiene pruebas «muy sólidas» de que estaba implicado en una trama de tráfico de armas.

No obstante, siguiendo la norma procesal, por el momento se mantiene su derecho a la presunción de inocencia y se le ha puesto a disposición un letrado defensor, con el objeto de que esté asistido en cuantas actuaciones corresponda llevar a cabo a partir de ahora.
Fuentes del Guardia Civil consultadas por este periódico confirmaron ayer que, después de agotar el periodo de 72 horas de arresto preventivo y tras tomársele declaración en varias ocasiones, el instructor tomó la determinación de ordenar su ingreso en prisión de forma incondicional y sin posibilidad de fianza. Este tipo de determinaciones se adoptan cuando se entiende que la gravedad de los hechos que se le imputan al sospechoso es de tal calibre que no quedan apenas dudas de su participación en los hechos.

En el caso de Sanz Sánchez, la investigación ha llegado a la conclusión de que el entramado de tráfico de armas en el que se encontraba inmerso supuestamente obedecía a fines económicos.

En uno de los registros practicados se encontraron numerosas pruebas que, según el juez, constatan su participación en los hechos. Conseguía las armas de forma ilícita y posteriormente las vendía en el mercado negro para conseguir recursos económicos con los que satisfacer su alto nivel de vida.

Cuatro hijos


Parte de sus exigencias económicas responden a la manutención de cuatro hijos habidos de tres matrimonios diferentes, amén de otra serie de aficiones menos confesables que le han valido dos apelativos muy característicos entre sus allegados, uno por su afición a los locales de alterne y otra por su condición de simpatizante de la extrema derecha. No obstante, quienes lo conocen dan fe de su carácter campechano y de su afición a la vida social y al buen humor.

El que afronta ahora no es su primer incidente con la justicia. En mayo de 2004 hubo de hacer frente a una denuncia por violencia de género. Un agente de la Guardia Civil de Toledo denunció que había comprobado como una mujer semi inconsciente permanecía tirada al lado de un coche en el que se encontraba el ahora coronel, entonces comandante, cerca de un niño de color.

Fuentes de la AUGC en Toledo, personada entonces como acusación particular, confirmaron que aquel asunto se archivó. Se desconocen los motivos.